sábado, 23 de junio de 2007

En la misma Acera...

No se cómo, la verdad no interesa… No es relevante… Lo cierto es que sí, sí me agrada, me agrada de más… De hecho, es tan sutil que ni siquiera me enteré cuándo pasó… Lo cierto es que es así tal cual, indescifrable en muchos casos, impredecible en muchos otros… Inexplicable en tantos más… De cualquier manera, la película arrancó… El tema: cualquiera… La trama: cualquier otra… Lo cierto de todo es que si bien hay disposición de ir con todo como en otras ocasiones lo he hecho, no se cuán bien esté… no se si termine por ser peor el remedio que la enfermedad… Al fin y al cabo es así de simple; a veces, muchas, muchas veces está en cuánto interés existe… y cuán real es la situación… y con real me refiero no a esa realidad utópica, sino a la otra, la realidad real, la que patea a veces, la que hala las orejas… la que quita la venda… ¿¿¿Por qué en la misma acera???… ¿¿¿Por qué no en la acera de en frente??? No se huye de donde no se quiere huir, más aún, no se huye de dónde se está cómodo… Sólo espero que todo siga igual…

martes, 5 de junio de 2007

Lindo Vs. Bonito ¿Será cierto siempre? ¿Y los otros casos? (1era. Parte)

Dando una “Vuelta de Reconocimiento Transparente”, el segundo, (o tercero, no recuerdo. Sí, lo se, sí, es por eso) día después del cierre de RCTV (porque hay una emoción bonita) veníamos discutiendo por casualidad, de una situación generalizada para muchos de los cofrades que conocemos, y que se dedican a este menester de la música. Parece ser muy propio de las mujeres de esta era, fomentar la situación antagónica, mala vibra, y pesada para los hombres como lo es la de Las Dos Figuras; sí, dos, la de El Bonito Vs. El Lindo.
La situación que Aldous Huxley presenta en Un mundo Feliz se recrea en un contexto bizarro cualitativo de una especie de pedigrí sentimental. En claras y sencillas, hay algunos hombres que son bonitos (simpáticos, atentos, educados, buena vibra. Los que las escuchan, no las oyen, las escuchan, y se preocupan un pelo por ellas al punto de en mas de una situación dejar de pensar en sí mismo para pensar en ellas, que SÍ los habemos) y los lindos (carajos más agraciados físicamente, chéveres, joviales y de buen carácter, sencillos y sí, en más de una situación mequetrefes de talla mundial, cosa que justificaremos más adelante).
La cosa se da de la siguiente manera, las féminas se deciden por un”Noviazgo Lindo”, siempre y cuando exista algún bonito que le da balance a dicho noviazgo. Pues sí, el novio – legalmente hablando, y con legalmente saben a lo que me refiero- es el lindo, pero, quien realmente cumple las funciones propias de una relación de pareja estable y sana es el bonito, quien comúnmente es amigo de ella, de él, o de ambos. Esta situación por demás curiosa, nos genera la inquietud de conocer si esto se da en todo momento, o es una rareza; a mi criterio personal, hoy por hoy se ha hecho pan nuestro de cada día (Bimbo, siempre rico, siempre fresco). Y es que las niñas se mueren por tener consigo al menos compatible con sus sentimientos, personalidades y arranques, pero esto pierde importancia pues siempre tendrán ahí a uno con quien hablar, discutir, pelear, debatir, dialogar y hasta llorar, todas actividades que se tendrían con una buena amiga, o un buen novio.
Ahora, ¿por qué no emparejarse con el bonito de una vez?, la respuesta es compleja de forma y sencilla de fondo, por deber y por afecto debe haber un instrumento de comparación, alguien que les permita saber a ciencia cierta que es lo que quieren de ese que es su novio, pero que por cuestión de personalidades y pedigrí (aquí entra lo del pedigrí sentimental del cual les hablé) él nunca les va a dar. Sin embargo en una suerte de fantasía cumplida, tienen a aquel que siendo tan bonito como para tragarse el cuento así a “pata e perro” complace todas sus exigencias la más de las veces pues porque es su naturaleza ser así. En otras palabras, el noviazgo físico y público es con el lindo, pero el noviazgo de espíritu y sentimiento termina siendo con el bonito, en unos casos, en otros el bonito sólo representa una especie de oasis al cual recurrir cuando de verdad la paciencia se agota esperando peras del olmo, y por último está el hecho de que siempre, siempre señores y esto quiero que quede muy claro y si es posible hasta quede constancia, ellas van a tener en la figura del bonito un comodín que usar en diversas situaciones entre las que destacan, producir celos y tener un “backup”, por si acaso.
Lo cómico de todo esto radica en el hecho de que muchas por no decir todas (agradezcan a las perjuras, maquiavélicas, enfermas, locas y tira piedras) lo hacen inconscientemente, cosa que en nuestra calidad de bonitos entendemos perfectamente, empero, tampoco somos de Bejuma, y tenemos nuestros límites… (Continuará).