jueves, 16 de agosto de 2007

Halo de Conciencia Vol. 1

La conciencia es algo que no todos tenemos… Un silencioso consejero capaz de discernir entre lo bueno y lo malo según nuestro propio criterio… Cuya herramienta es el sentido común, que valga la cota nunca es innato y a diferencia de los otros se forma junto al individuo, y va madurando a medida de que éste lo hace…
Pero la conciencia a veces deja de ser escuchada, porque hay algo que así lo dictamina; el querer sentirse vivo es una de esas “distracciones”… Y con querer sentirse vivo me refiero a la necesidad imperativa en algún momento de la vida de todo ser humano de trazar un giro de ruta, de romper paradigmas, cánones preestablecidos, patrones sociales, reglas absurdas y muchas veces superficiales… Aquella necesidad de satisfacer el instinto antes de la lógica… Un buen comienzo para este cambio es aceptar que estamos dentro de un gran gueto, uno muy grande. Somos sencillamente alguien más dentro de una sinergia e interacción eterna que ya era eterna cuando llegamos, y seguirá siendo así cuando nos vayamos (o quizás no, todo depende de que pase con el tema del calentamiento, pero eso es perico de otra bolsa). La única persona obligada a preocuparse por ti... Eres tú mismo… Cuando alguien más dedica parte de sus sentimientos y considera a otro por igual, tal cual como si se tratase de sí mismo, justo ahí, llega el querer, y con él, el amor… Pero, nada es eterno, todo se acaba, a veces ni se transforma, sólo se acaba… Al menos que nosotros mismos estemos dispuestos a pensar cavilosamente en como recuperar el espacio perdido, el error cometido, el beso no dado, la llama sofocada… la lágrima derramada… la estocada dada…
Es un camino largo… Pero estoy dispuesto a andarlo…

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