Un abrazo a los amigos, que esta noche me acompañan, me saludan y desean, mucha felicidad, cuarteta de parecido, a canción de cumpleaños, que a algunos les hace daño, y tantos fans ha perdido. La felicidad volátil, de aquel que dice lo suyo, no es ni un sutil arrullo, ni se olvida así tan fáchil, alimenta reconcomios, muchos malos pensamientos, tanto arrepentimiento, al responsable del meollo, asusta hasta al más valiente, también genera dolientes que ni al muerto conocieron, alborota el avispero de zánganos manganzones, algunos, otros velones, opinan sin ton ni son, como vieja en procesión, fatua, perversa y ruin, representa el polvorín, de aquella gran explosión.
Uno comete errores, unos grandes, otros chicos, porque siempre de safrico, confunde sus emociones, obvia sin más avisos, comentarios y consejos, de aquellos que sin ser viejos, cavilan la situación, miran con compasión a culpables y afectados, sin temor a ser juzgados, aconsejan al idiota, tal cual juego de pelota te la ponen de bombita, pa que de tarado omitas opiniones de cercanos, que aún sin ser tus hermanos meten la mano en el fuego, por aquel sordo pendejo confuso y desesperado…
Decides contarlo todo, pa salir del peso extra, te ubicas en la palestra, de los peores juzgados, pero eso no es lo importante, lo que opinen los terceros, lo realmente interesante, lo que sucede primero, lo que pasa por la mente, sí, todos los dolientes, todos los afectados, del error de aquel tarado, que aquel bicho malamente, tendrá cada día presente, torturándolo a destajos, esos recuerdos carajo!, que espantan cansancio y sueño, te distraen el empeño, confunden las decisiones, y a cada rato disponen, de todas tus emociones.
Sucede que esos dolores, no sanan con pastillita, ni con manifestaciones, de inocente palomita, toca romperse el lomo, pararse con gran aplomo pa afrontar ese calvario, que se guarda en el mesario, de ronchas y otras cuestiones, que sólo si te propones podrás lograr superar, para el sueño conciliar, sin fantasmas ni presiones, así lo lee la gente, en este relato corto, los extrañados y absortos están entendiendo bien, no quiero hacer el papel del niño reivindicado, quiero hacer de arrepentido que sabe pedir perdón, y toma la decisión de luchar por lo perdido…
