Fácil saberme lleno de algo que ni siquiera entiendo… O peor, que creo entender, pero se que no entiendo… Lo curioso del asunto, lo realmente relevante, es la intriga que genera, el contraste discordante, que para propios y extraños no es secreto; me cautiva. Fácil saberme claro del asunto en cuestión, de las reglas y las leyes, de cómo se mueven las piezas, de la importancia de que cada una se mueva como debe y no como quiere a fin de preservar la seguridad, - y en este caso paz mental - necesaria para ser como quiero ser y no como debo…
Un día callada, inmersa, tenue… sutil… Otro estruendosa, ruidosa, cínica… Siempre observadora, siempre detallista, siempre analítica… Cual Caja de Pandora sorprende cada vez que de su boca sale pasado, o más bien, sale algo más que un monosílabo afirmativo, o el ya conocido libreto de aquella obra en que el público siempre está fuera del teatro, y es sólo a través de sus puertas que puede llegar a escuchar, quizás a ver difícilmente, toda la magia, o brujería, que sucede allí dentro.
De manera casi poética escapa de miradas, pues contrariar su ventana es casi tan difícil como entrar a su obra; sin embargo, no deja de ser interesante la situación, por primera vez, no es el tan conocido y estéticamente excusable caso de los lentes negros, no le hacen falta…
Como en mitos y leyendas, se sabe que amó, se sabe que puede… Se sabe entonces, que siente, se sabe que la objetividad y subjetividad en su vida se manejan con una dualidad sin patrón, con un dejo de moral y ética que no deja de inquietarme, pues, si bien – después de mucho criticarla- aceptó nuestra sociedad, está siempre, muy, pero muy por encima de sus cánones y paradigmas; No todo lo que es parece, y lo sabe, y lo maneja a su gusto como el pintor su pincel…
De arte alimenta su vida, de vida alimenta su espíritu… Que de mitos y leyendas, se sabe existe y brilla, como sus ojos cuando dice pasado, como su sonrisa cuando deja la media asta y se va a lo más alto de la misma... Como cuando deja el libreto protocolar y le da permiso a la improvisación que tan bien se le da…
Brillante y modesta, es más que cuatro paredes… Es calle, es gente, es miedo a la rutina, pues es la rutina la que coarta su creatividad, que, como en casos de recetas, se porciona de la manera indicada, en el momento indicado.
En este rompecabezas del que no tengo ni la caja, estoy inmerso… Y me agrada, y desde la otra acera me veo analítico parado frente a todas las piezas, frío al saber de todo y al mismo tiempo de nada, al ver bosques y playas en un mismo cuadro, al ver bien y mal hombro con hombro, Luz y Sombra… Al verme en ella… Y nada más…