Grisacea Verdura...

Tantos amaneceres en claustro, sólo permiten que la máquina trabaje al doble de lo que lo haría siempre, en busca de qué se yo que cosa… Y es ahí donde surge el análisis obsesivo de la gente, y sus cosas… Y al fin, entre vasculitis, TB, inmunoglobina y quien sabe qué más, surge la metáfora… No somos sino números queriendo ser letras… Todo al final, tiene una explicación lógica; nadie hace nada por nada… Por naturaleza somos malos. Es sencillo; por deber y por afecto, y muchas otras por interés, nos cuesta ser honestos, sinceros… Mentir, en su definición más ética y moral está mal; huyendo a la sinceridad, muchas veces mentimos… Y eso podría hacernos malos… Fácil cálculo elemental… Sin embargo escudamos la idea principal dentro de quién sabe cuantos platos de frutas… Viéndolo bien, ¿qué le hace falta a un 7 para ser una F?; pues casi nada… mejor, a un 6 para una G, o aún mejor, un 3 a una E… O la más perfecta de todas… Una O por un 0… Finalmente somos así… números, sumables, restables… Multiplicables… Aparentemente indescifrables… Realmente básicos, nada que no se pueda resolver con una ecuación… ¿Qué nos hace distintos?… La búsqueda de cómo dejar de ser números para convertirnos en letras, aún contando con las ventajas que tienen los números ante las letras… No nos gusta que nos mientan, pero no vacilamos en mentir… No nos gustan que nos juzguen, pero no dudamos en hacerlo… Más aún… Nos gusta la honestidad, pero no lo somos ni con nosotros mismos… Dentro de las necesidades básica está que estemos bien, no que los demás lo estén… es sencillo, difícil de digerir… suena a pesimismo… pero vamos… Somos así, hay que querernos, amarnos, reproducirnos, mentirnos, engañarnos…. Porque allí está la verdadera motivación… Sabemos lo que quiere decir una palabra… Ahora, ¿sabemos siempre interpretar una cantidad expresada por ejemplo, en dos dígitos? Queremos ser buenos… ¿Comparados con quién? ¿Para cumplir con qué?... La vida es como es… Y nadie, la puede cambiar…